jueves, 28 de abril de 2016

D. QUIJOTE CABALGA EN NUESTRA AULA 10.

     D. Quijote ha librado una famosa batalla en nuestra aula 10. Ha sido un mano a mano entre nuestros amigos Ángel Garcés, cinéfilo; y Luis Gómez, catedrático de literatura española.
     Ángel nos ha regalado una joya desconocida: un corto sobre D. Quijote emitido en el 1902. La película más antigua de las conservadas. Esta misma cinta la presentó D. Jacinto Benavente en el Ateneo de Madrid 1902.
     Son 7 episodios. Los fotogramas fueron coloreados con mucha posteridad, excepto el último, dedicado a la muerte de D. Quijote, ambientado en un tono frío gris-azulado, para enfatizar la escena del lecho mortuorio.
     Luis Gómez, antes de iniciar la conferencia “Cervantes: historia de un mito”, ha dedicado un minuto de silencio al recuerdo del amigo común, Alberto Santos, cofundador de la A AA AA de la Universidad de la Experiencia.
     Su disertación consta de dos partes: La 1ª, ha ido encajando la obra de Cervantes al compás de sus vicisitudes vitales. En la producción cervantina aparecen temas reiterativos: cárcel, fracasos, libertad… reflejo de su experiencia. La época más fructífera es la comprendida entre sus 66 y 68 años. ¡Tercera edad!
     La 2ª parte la ha dedicado al novelista Cervantes. El más grande. Lo respaldan algunos títulos: La Galatea, Trabajos de Persiles y Segismunda, Las Novelas ejemplares, y sobresaliendo, con mucho, D. Quijote.
     Un análisis rápido del Quijote revela que la obra no surgió de la nada. Tiene antecedentes en La Celestina (1499), El Lazarillo de Tormes (1554), Guzmán de Alfárache (1599) y, sobre todas,  Entremés de los romances (1591) cuyo influjo decisivo demostró Menénez Pidal ya en 1920, por su similitud con los cap. 4º y 5º de la Iª parte, y es obra atribuida a Cervantes.
     El Quijote es una novela redonda porque la inicia un idealista enajenado que deviene en cuerdo frente a un cuerdo que acaba perturbado por idealista. Cervantes es un maestro en el retrato masculino posiblemente por su conocimiento de la literatura italiana, donde se familiarizó con el tema caballeresco para aderezarlo con el pastoril, los dos ingredientes que le dan sabor al Quijote. Cervantes militó como soldado en la Batalla de Lepanto y como paje del legado Acquaviva (1569-71) en Roma.
     A los siete años de aparecer el Quijote ya se tradujo al inglés y en España hemos tardado 400 años en preocuparnos por saber dónde estaba enterrado Cervantes.

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